miércoles, 13 de febrero de 2019

Tuve el sueño más extraño

La Boda de mi Mejor Amigo

“Solo es un día más” Es una de las más usadas excusas para desvalorar cualquier festividad, desde Navidad hasta el día del cumpleaños de tu amigo que no le gusta celebrar su cumpleaños. El 14 de Febrero no se salva de esta frase. El día de San Valentín como muchas otras festividades tiene origen en la mitología religiosa cristiana, pero aquí no vengo hablarte sobre sus orígenes –porque de seguro ya te habrán salido como ocho fuentes diferentes diciéndote su origen- ni tampoco vengo hablarte sobre las implicaciones de celebrar mayormente el amor romántico a través del materialismo y la capitalización de objetos tan sencillos como un símbolo abstracto del corazón humano anatómicamente incorrecto. Eso es para otro día. Hoy te vengo a hablar sobre una de mis comedias románticas favoritas. Un clásico del canon cinematográfico de Julia Roberts.

La Boda de mi Mejor Amigo es una película de 1997 dirigida por P.J. Hogan (Muriel’s Wedding y Loca por las Compras además de la mejor adaptación de Peter Pan en el 2003) con un guión de Ronald Bass que cubre la premisa de Julianne (interpretada por Roberts) y su plan para impedir la boda de su mejor amigo (Dermot Mulroney) que está comprometido con una joven Cameron Diaz (antes de Loco por Mary) Está película es un clásico dentro del género, así que no te voy a comentar todos los momentos maravillosos y divertidos que suceden en esta película, así que si no la has visto te recomendaría inmensamente que vayas a tu Netflix más cercano para que disfrutes 104 minutos de sublime estructura de historia y evolución de personajes en una comedia romántica que rompe con muchos estereotipos y cliches del género. Ahora vamos a hablar de lo mejor de la película además de todos los números musicales. Su final.

"No les traje un regalo."
Y no me refiero a que lo mejor de la película es cuando se acaba, no seas ridículo. Me refiero a que su conclusión con el cierre del viaje de todos los personajes es de los mejores y más agridulcemente satisfactorios finales de una película. Vamos a enfocarnos primero en el discurso de Julianne haciendo un brindis en la boda que no pudo evitar. “Tuve el sueño más extraño” dice con melancolía “Soñé que una psicópata estaba tratando de separarlos.” Los invitados de la boda ríen aunque solamente hay tres personas en esa celebración que entienden la culpa, redención y tristeza que hay detrás de esa declaración. “Afortunadamente desperté y veo al mundo justo como debe de ser. Porque mi mejor amigo ha ganado a la mejor mujer.” Julianne empieza llorar un poco –y yo empiezo a llorar un montón- seguido de esto Julianne les regala su primer baile a los recién casados con la canción que compartía con Michael su mejor amigo The Way You Look Tonight.

Voy a tratar de controlarme un poco para que esto tenga sentido.

Pero esa escena, ese discurso por más corto y sencillo que parezca tiene la carga emocional más grande que podré experimentar en mi vida. Durante dos actos y medio de la película hemos estado con Julianne viendo como trata de impedir una boda para robarse al novio “Escógeme a mí.” Le ruega Julianne cuando por fin le revela su amor a Michael. Nuestra protagonista a diferencia de tu típica heroína de comedia romántica no es “buena” y la película nunca realmente retrata sus acciones como moralmente correctas o que realmente debamos ponernos de su lado.

Mucha gente por mucho tiempo cuando le preguntabas cuál era su película favorita de Julia Roberts decía probablemente que Mujer Bonita, La Sonrisa de Mona Lisa, Novia Fugitiva incluso Erin Brockovich o Comer, Rezar y Amar. Pero Julia Roberts generalmente nunca actúa de villana, nunca es moralmente corrupta o cruel. No y para bien o para mal, Roberts es de las actrices más carismáticas en pantalla; nosotros como público no podemos ver a Julia Roberts como una actriz a lo Tilda Swinton que puede realmente llegar a hacer personajes crueles e intimidantes. Ni siquiera cuando Julia Roberts fue la madrasta malvada en Espejito, Espejito pudimos verla cruel o malvada y de nuevo eso es para bien y para mal, pero creo que Julia Roberts bien a podido reinventarse lo suficiente para seguir trayéndonos personajes frescos.

Julia Roberts y Lily Collins en Espejito, Espejito (2012)
Bueno, luego de esa tangente volvamos con Julianne nuestra protagonista más no nuestra heroína, si lo piensas bien La Boda de Mi Mejor Amigo es realmente parecida a la  Maléfica del 2014. Un personaje que moralmente no hace cosas buenas pero podemos ver las motivaciones que las llevaron a cometer esos actos y hasta cierto punto sentir empatía por las batallas que ambas libran. Sabemos que todo lo que Julianne hace es reprochable y digno de villana de telenovela pero no  podemos llegar a odiarla por tres razones. 
  1. Es Julia Roberts. Nadie puede odiar a un personaje de Julia Roberts.
  2. No ‘gana’. Julianne al final de la película no triunfa en sus planes de impedir una boda pero más importante
  3. Es muy humana. Bueno, tiene una motivación muy humana.
La desesperación e impotencia del amor no correspondido. El dolor de tener que dejar ir a alguien con el que románticamente por una razón u otra no pudieron estar juntos. Julianne no gana, pero muchos de nosotros tampoco hemos ganado cuando nos aferramos al amor no correspondido. Eso es lo importante y lo que tenemos que aprender de esta película. El dejar ir. “Hice lo que vine a hacer. A decir adiós.” Le dice Julianne a su otro mejor amigo George –que tiene la mayoría de las mejores escenas a pesar de solo estar como veinte minutos en toda la película- Nuestra protagonista se ha hecho a la idea de que el amor correspondido es algo de lo que no sirve de nada hacer maquinaciones malvadas o fraudes financieros para cambiarlo.

La Boda de mi Mejor Amigo tiene de los mejores finales en una comedia romántica porque nos muestra que a pesar de lo que muchas otras películas nos enseñan, el amor romántico no es fácil de crear ni es fácil de cambiar. El amor romántico es necio, aferrado, nos vuelve la mejor y en muchas ocasiones la peor versión de nosotros mismos. Pero el amor romántico en su más aceptada generalización es el querer que la persona que dices amar sea feliz incluso si gran parte de las veces no es contigo. Es difícil aprender a dejar ir a superar eventos tristes y episodios desesperantes en esta vida llena de momentos agridulces, pero a final de cuentas algún día nos vamos a despertar para ver el mundo tal y como debe de estar.


Así que este San Valentín hay que intentar no lamentarnos porque la Gelatina no puede ser Creme Brulée y poner una buena película o hacer un buen café y tratar de entender que los únicos que nunca nos van a dejar de amar somos nosotros mismos. Aunque esa es una historia igual de agridulce pero San Valentín es "solo es un día mas."

-

No hay comentarios.:

Publicar un comentario