La Boda de mi Mejor Amigo |
“Solo es un día más” Es una de las más usadas excusas para desvalorar
cualquier festividad, desde Navidad hasta el día del cumpleaños de tu amigo que
no le gusta celebrar su cumpleaños. El 14 de Febrero no se salva de esta frase.
El día de San Valentín como muchas otras festividades tiene origen en la
mitología religiosa cristiana, pero aquí no vengo hablarte sobre sus orígenes –porque
de seguro ya te habrán salido como ocho fuentes diferentes diciéndote su
origen- ni tampoco vengo hablarte sobre las implicaciones de celebrar
mayormente el amor romántico a través del materialismo y la capitalización de
objetos tan sencillos como un símbolo abstracto del corazón humano anatómicamente
incorrecto. Eso es para otro día. Hoy te vengo a hablar sobre una de mis
comedias románticas favoritas. Un clásico del canon cinematográfico de Julia
Roberts.
La Boda de mi Mejor Amigo es una película de 1997 dirigida por P.J.
Hogan (Muriel’s Wedding y Loca por las Compras además de la mejor adaptación de
Peter Pan en el 2003) con un guión de Ronald Bass que cubre la premisa de
Julianne (interpretada por Roberts) y su plan para impedir la boda de su
mejor amigo (Dermot Mulroney) que está comprometido con una joven Cameron Diaz
(antes de Loco por Mary) Está película es un clásico dentro del género, así que
no te voy a comentar todos los momentos maravillosos y divertidos que suceden
en esta película, así que si no la has visto te recomendaría inmensamente que vayas
a tu Netflix más cercano para que disfrutes 104 minutos de sublime estructura
de historia y evolución de personajes en una comedia romántica que rompe con
muchos estereotipos y cliches del género. Ahora vamos a hablar de lo mejor de
la película además de todos los números musicales. Su final.
"No les traje un regalo." |
Y no me refiero a que lo mejor de la película es cuando se acaba, no
seas ridículo. Me refiero a que su conclusión con el cierre del viaje de todos
los personajes es de los mejores y más agridulcemente satisfactorios finales de
una película. Vamos a enfocarnos primero en el discurso de Julianne haciendo un
brindis en la boda que no pudo evitar. “Tuve el sueño más extraño” dice con
melancolía “Soñé que una psicópata estaba tratando de separarlos.” Los invitados
de la boda ríen aunque solamente hay tres personas en esa celebración que
entienden la culpa, redención y tristeza que hay detrás de esa declaración. “Afortunadamente
desperté y veo al mundo justo como debe de ser. Porque mi mejor amigo ha ganado
a la mejor mujer.” Julianne empieza llorar un poco –y yo empiezo a llorar un montón-
seguido de esto Julianne les regala su primer baile a los recién casados con la
canción que compartía con Michael su mejor amigo The Way You Look Tonight.
Voy a tratar de controlarme un poco para que esto tenga sentido.
Pero
esa escena, ese discurso por más corto y sencillo que parezca tiene la carga
emocional más grande que podré experimentar en mi vida. Durante dos actos y
medio de la película hemos estado con Julianne viendo como trata de impedir una
boda para robarse al novio “Escógeme a mí.” Le ruega Julianne cuando por fin le
revela su amor a Michael. Nuestra protagonista a diferencia de tu típica heroína
de comedia romántica no es “buena” y la película nunca realmente retrata sus
acciones como moralmente correctas o que realmente debamos ponernos de su lado.
Mucha gente por mucho tiempo cuando le preguntabas cuál era su película favorita
de Julia Roberts decía probablemente que Mujer Bonita, La Sonrisa de Mona Lisa,
Novia Fugitiva incluso Erin Brockovich o Comer, Rezar y Amar. Pero Julia
Roberts generalmente nunca actúa de villana, nunca es moralmente corrupta o
cruel. No y para bien o para mal, Roberts es de las actrices más carismáticas en
pantalla; nosotros como público no podemos ver a Julia Roberts como una actriz
a lo Tilda Swinton que puede realmente llegar a hacer personajes crueles e
intimidantes. Ni siquiera cuando Julia Roberts fue la madrasta malvada en
Espejito, Espejito pudimos verla cruel o malvada y de nuevo eso es para bien y
para mal, pero creo que Julia Roberts bien a podido reinventarse lo suficiente
para seguir trayéndonos personajes frescos.
Julia Roberts y Lily Collins en Espejito, Espejito (2012) |
Bueno, luego de esa tangente
volvamos con Julianne nuestra protagonista más no nuestra heroína, si lo
piensas bien La Boda de Mi Mejor Amigo es realmente parecida a la Maléfica del 2014. Un personaje que moralmente
no hace cosas buenas pero podemos ver las motivaciones que las llevaron a cometer
esos actos y hasta cierto punto sentir empatía por las batallas que ambas
libran. Sabemos que todo lo que Julianne hace es reprochable y digno de villana
de telenovela pero no podemos llegar a
odiarla por tres razones.
- Es Julia Roberts. Nadie puede odiar a un personaje de Julia Roberts.
- No ‘gana’. Julianne al final de la película no triunfa en sus planes de impedir una boda pero más importante
- Es muy humana. Bueno, tiene una motivación muy humana.
La Boda de mi Mejor Amigo tiene de los mejores finales en una comedia romántica
porque nos muestra que a pesar de lo que muchas otras películas nos enseñan, el
amor romántico no es fácil de crear ni es fácil de cambiar. El amor romántico es
necio, aferrado, nos vuelve la mejor y en muchas ocasiones la peor versión de
nosotros mismos. Pero el amor romántico en su más aceptada generalización es el
querer que la persona que dices amar sea feliz incluso si gran parte de las
veces no es contigo. Es difícil aprender a dejar ir a superar eventos tristes y
episodios desesperantes en esta vida llena de momentos agridulces, pero a final
de cuentas algún día nos vamos a despertar para ver el mundo tal y como debe de
estar.
Así que este San Valentín hay que intentar no lamentarnos porque la Gelatina
no puede ser Creme Brulée y poner una buena película o hacer un buen café y
tratar de entender que los únicos que nunca nos van a dejar de amar somos
nosotros mismos. Aunque esa es una historia igual de agridulce pero San Valentín es "solo es un día mas."
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