lunes, 23 de septiembre de 2019

Está bien fallar



Está bien que las cosas no resulten como las planeaste, está bien que no resulten especialmente cuando no las planeaste.

Está bien fallar. Te prometo que algún día, todos van a olvidar todos los errores que cometiste y todo el tiempo gastado y perdido.

Está bien fallar cuando lo intentas una vez. Está bien fallar cuando lo intentas dos veces. Está bien fallar cuando lo intentas setecientas veinte un mil doscientas catorce veces y el resultado sigue siendo el mismo.

Está bien fallar incluso cuando las demás personas que hicieron exactamente lo mismo están triunfando.
Está bien fallar cuando has dado todo de ti y aun así sigues fallando.

Está bien fallar. Está bien cuando fracasas en algo que creíste que sabias hacer.
El fracaso es parte de la vida. Y la vida está llena de gente que ha fracasado.
El fracaso es lo que nos recuerda que tenemos vida.
Que somos seres imperfectos.
Que cometemos más errores que aciertos y que de nada sirve pensar de más en los errores.

De nada sirve estar pensando en las diferentes maneras en las que pudiste haber triunfado pero que no lo hiciste.
No tiene nada de utilidad el estar repasando las conversaciones una y otra vez pensando en cómo pudiste haber dicho lo mismo sin que sonara como sonó.
De nada funciona encontrar la solución a un problema cuando el problema ya no es el mismo.

Está bien fallar. En ocasiones está bien, pensar en cómo fue que fallaste.
Fallar, fracasar, perder, errar, está bien.

Lo que no está bien es ser malo para fallar.

Hay que ser bueno para equivocarse.

La única manera en la que vas a fallar equívocamente es cuando ni siquiera te decidas a intentar.

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